Las colas se han convertido en inseparables compañeras de un entorno fronterizo fiel reflejo del fracaso. Los vehículos quedan atrapados y el caos es el que manda en una carretera nacional en la que el orden y el control son inexistentes. Hoy, de nuevo, la línea que separa Ceuta de Marruecos se ha convertido en un auténtico descontrol.