Tres hermanos de Omar se han desplazado a Ceuta desde Marruecos para estar presentes en el entierro del joven. No estaban solos. El dolor por su muerte ha sido compartido por muchos de los inmigrantes, adultos y niños de las escolleras, que lo conocían porque convivían con él en ese espacio en el que los sueños y el riesgo van siempre de la mano.