Cansados, la ruta hacia el CETI se convierte en el camino menos complicado. Yaya y Mariam, ambos guineanos, dejan atrás la tragedia recién vivida. Han visto morir a sus dos compañeras de viaje. Ellos tuvieron más suerte, gracias a la rápida actuación de la Guardia Civil.
Ya en el centro de acogida solo quieren descansar. Necesitan asimilar lo que ha sucedido, superar un drama que desgraciadamente se repite en la frontera sur más de lo que debiera.
Tienen 24 y 23 años, de Guinea Conakry, con una vida por delante. Atrás, en las rocas de Benzú, atrapadas por las olas, teniéndose solo una a otra, murieron sus compañeras, víctimas de la sangría que sufre África