Ellos son los otros afectados por el desorden en la frontera entre Ceuta y Marruecos. Los menos conocidos. Empleadas del hogar, trabajadores transfronterizos, escolares matriculados en colegios españoles y hasta ciudadanos con pasaporte español.

Todos atrapados en el lado marroquí por los cierres intermitentes que las autoridades vecinas aplican en la frontera y con los que frenan la enorme afluencia de porteadores que intentan entrar en Ceuta por la frontera del Tarajal.