La situación en el puerto no varía. Las medidas anunciadas hace meses por la Delegación del Gobierno caen en saco roto ante una realidad imparable, la que protagoniza el colectivo argelino y los menores.

Su intención es la de colarse en los barcos. No hay otra salida. Así que buscan la forma de intentar subir las paredes cada vez más blindadas para llegar a los techos o aproximarse a alguno de los vehículos de embarque.

Y así a diario. Sin que las operaciones encomendadas a la Guardia Civil tengan sentido. Porque lo que se hace hoy, a los pocos minutos deja de tener su efectividad. Hay inmigrantes que han fallecido trepando a los barcos, menores que han sido apuñalados por compatriotas en las escolleras… hechos que, ni por su gravedad, asustan a los que solo buscan la escapada