Potajes de todo tipo, ensaladilla rusa, empanadas, croquetas, ensaladas de patatas e incluso tartas. Era el variado menú que se ofreció en ‘La Potajá’ que ayer organizaba la ‘Fundación Eduardo Gallardo’, y que fue donado exclusivamente por los propios voluntarios y usuarios de los talleres. “Este acto presenta un fin social: que nuestros usuarios salgan de su rutina habitual y sus terapias de estimulación. Se trata de una jornada de convivencia para que todos disfruten”, explica el presidente de la Fundación, Jesús Perea.
La recaudación se destinará a los talleres de estimulación cognitiva a los que semanalmente acuden 114 usuarios con fines terapéuticos. Además de se ofrecen una serie de talleres ocupacionales basados en la musicoterapia, laborterapia, de comprensión lectora o informática.