La zona portuaria lleva camino de convertirse en otro particular perímetro fronterizo pero a la vista de todos. La colocación de concertinas, realizada ante la mirada de los inmigrantes, pretende frenar escenas como estas. El tiempo dirá si tiene o no efecto, aunque ni las propias muertes de compatriotas ni los terribles accidentes asustan a quienes solo tienen una meta: cruzar al otro lado.
Y entre ellos, niños tan pequeños como los de estas imágenes, que no llegan ni a los diez años, intentando imitir a los mayores, colándose entre barrotes o trepando para alcanzar los techos y colarse así en los ferrys.