Pasará a la historia cofrade y de la ciudad como la Magna, destacando ese matiz de superlatividad, porque así fue como se vivió la jornada de este sábado. La Magna procesión Mariana supuso un momento místico para quien quiso verlo así, pero también festivo para los que decidieron ponerse las gafas de mero espectador. El cofrade, el que estaba acumulando nervios durante toda la semana, pudo disfrutar de un día irrepetible, porque esta gran jornada en la que se rindió una pleitesía única y unánime a la Patrona fue eso, histórica.