“Ruina, ruina”, expone una mujer nada más cruzar la frontera. Ruina, dice, porque entrar en Ceuta, a pesar de tener su documentación en regla, ha sido para ella casi un milagro. Las restricciones en el Tarajal continúan al objeto de cribar al máximo el acceso de las personas. Miles de hombres y mujeres esperan dispersas en el lado marroquí el momento para cruzar. Las autoridades del vecino país las han acumulado a un lado para intentar dejar la vía de acceso libre a quienes sí tienen documentación en regla.